domingo, 22 de junio de 2014

Más respeto con el muerto

Se fue España, el último campeón, de Brasil 2014 y la cola para hacer leña del árbol caído se pierde en el horizonte. Es cierto que en el mundo del fútbol la buena memoria es tan rara como un buen árbitro, pero aquí se está exagerando. Y, como siempre, la ignorancia y la falta de respeto van de la mano (... a un concierto de reggaeton).

Son los mismos que se burlan con memes (casi todos sin la menor gracia) de las derrotas de la selección de Del Bosque los que disfrutan de este mundial, que está siendo el mejor de los últimos 25 años: por juego, actitud ofensiva y por goles. Y no son capaces de darse cuenta de que buena parte de este disfrute se lo debemos a esos españoles bajitos, devotos del tiki-taka, que ganaron el último mundial y las últimas dos eurocopas. 
Hay que hacer memoria. Para encontrar un buen mundial hay retroceder hasta México 86, con la exhibición del genio de Maradona, el himno al fútbol del Brasil-Francia de cuartos de final, la maravillosa Dinamarca de Laudrup, y el rodillo soviético. Hay que hacer memoria. Recordar el pésimo y ultradefensivo Italia 90, el mediocre EEUU 94 con la final terminando 0-0, el 2002 de los arbitrajes escandalosos, el violento Alemania 2006, o el soso 2010 donde solamente lució la elegancia técnica de la España dirigida por el excelso Xavi (era la época en la que él parecía haber visto el video de la jugada segundos antes de que ocurriera).
La recientemente fenecida hegemonía española en el fútbol es incuestionable. En los últimos dos mundiales los tres primeros lugares fueron para equipos europeos, por eso las eurocopas del 2008 y 2012 casi equivalen a un mundial. Y ese equipo vistoso y ganador se hizo a imagen y semejanza del FC Barcelona, la filarmónica blaugrana que en docenas de recitales inolvidables supo demostrar que era posible unir estética y eficacia para llevar al fútbol a su cima histórica. Por eso, porque las estrategias exitosas son inmediatamente copiadas, para entender este mundial que nos gusta, donde equipos antiguamente basados en la defensa férrea (Italia) o la fortaleza física (Alemania) nos regalan apuestas por un fútbol bien jugado, hay que recordar -y agradecer- a España.
Si hay algo más imperdonable que el fracaso, es el éxito. Los mediocres están siempre esperando el resbalón del que está en la cima, para sentirse acompañados en el barro. Lo supieron tarde muchos que murieron olvidados después de haber cambiado la historia (próceres, exploradores, inventores, luchadores sociales). Hoy vemos el linchamiento mediático de los recientes (pero antiguos para el fútbol) héroes de la selección española. Si quieren discutir las causas del fracaso en este mundial, con gusto me siento a conversar, porque tengo un par de ideas al respecto. Pero yo no me sumo al linchamiento. Yo tengo memoria, amo el buen fútbol, y por eso les digo Gracias.

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