sábado, 23 de abril de 2011

Cartografía detallada del ombligo

Una de las maneras de distinguir rápidamente un blog bueno de uno malo es que el malo dedica demasiado espacio a hablar de sí mismo (del blog). Por eso no sorprenderá a nadie que este post trate acerca del blog mismo. Ha sido muy simple hacer números para darme cuenta de que la productividad de textos es cada vez menor. O sea que, si proyectamos la tendencia, dentro de poco la productividad será negativa (comenzaré a borrar). Una de las razones es el tiempo dedicado a cada entrega. No es demasiado, pero sí hay un esmero por dejar el texto bien editado y de una extensión suficiente para desarrollar la idea. Esto hace que postergue escribir cuando “las condiciones no están dadas”, pareciéndome entonces a tanto partido comunista que no hizo la revolución y a tanta mujer con dolor de cabeza. La razón de fondo la sabemos nosotros dos (digo dos porque según las estadísticas de Google en el último mes el promedio diario de lectura es 0.63 páginas, y redondeando como me enseñaron en el colegio al entero más cercano (1), llegamos a ese lector único que nunca dudé en tener). La razón de que no escriba tan seguido es el tipo de texto que en general subo, que apunta a tener algo de reflexión y algo de estilo. Entonces he decidido hacer un experimento. Tengo curiosidad de saber si podría escribir un post (casi) a diario. Obviamente, no se trata de poner cualquier mamarracho (serán mamarrachos escogidos) ni de copiar textos interesantes de otros. Y cuando digo copiar no me refiero al estilo Bryce Echenique, copiar y firmar, sino a la difusión de textos selectos. Se trata de escribir algo decente: un comentario con base, una idea con aristas, un libelo con altura. Dejando de lado las metáforas geométricas, lo que pretendo es… ya, basta, si sigo explicándome voy a ahuyentar a ese 63% de individuo que me lee, si rechazo el premio consuelo del redondeo. Bueno, si es mujer y joven, puedo prescindir del 37% que va de las rodillas a los pies. El tiempo dirá si lo logré, si me sentí bien haciéndolo, y si las estadísticas de lectura dejan de parecer el electrocardiograma de un comatoso. Sólo espero que no me ocurra lo que le pasó a un ex-amigo, que tuvo un efímero blog (5 o 6 posts, casi todos muy buenos) en el que los únicos comentarios que aparecían eran de personas que promocionaban sus propias páginas, llegando incluso a la más vulgar propaganda de una empresa de software. A eso, siempre preferiré el silencio.

4 comentarios:

  1. Si lo visito o lo comento yo, también prescindirás del porcentaje de las rodillas hasta abajo? O mejor prescindirías de la parte superior... de la que habla??

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  2. Mónica, te pondría un "LIKE" pero no estamos en Facebook....

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  3. ¿Es demasiado obvio que soy su mujer? Ojo que no me ha contestado... ni siquiera en persona!
    El que calla otorga.
    (No pude publicar el comentario como Mónica :-( )

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  4. Otro "like" para tí, Mónica :)
    Ojalá se dieran cuenta estos geniecitos la cantidad de cerebro que se necesita para ser la mujer de un intelectual y mantenerlo feliz..Eso de mantenerles el Ego es de por sí un full time job. Que todo sea por el avance de la cultura..... Me voy porque se me quema la sopa y tengo que acabar con el tejido :)

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