domingo, 13 de mayo de 2012

Los niños no deben morir


La violencia homicida contra niños pequeños está dentro de lo que no podemos tolerar. Es el dolor mayor, un defecto imperdonable del universo, algo que no debiera ocurrir nunca. Es una prueba más de que no existe ese dios todopoderoso y bueno del que nos hablaron tantas veces los curas y las monjas. O es bueno, pero al no poder impedir ese dolor es entonces un ser inútil, prescindible, o es poderoso, pero al no querer impedir ese dolor es entonces de una crueldad inimaginable.  Quisiéramos que fuese una pesadilla, un error más de los periodistas, pero no es así: ocurre. Las noticias nos cuentan que un niño o niña ha sido raptado y, tras una búsqueda angustiante que al alargarse desvanece las esperanzas, anuncian el hallazgo macabro. El sufrimiento indescriptible de los padres comienza entonces y ya nunca termina. Cuando eso ocurre, lo habitual es que uno -espectador- se deprima, llore con o sin lágrimas, abrace a su hijo, o multiplique cuidados y precauciones, para que a uno no le ocurra. Pero hay quien reacciona de otra manera.

Hace 101 años, en Chicago, una niñita rubia de 5 años le dijo a su madre que iría a ver a su tía, que vivía a la vuelta de la esquina. Se detuvo a mirar a un organillero, junto a otros niños, y luego su rastro se perdió. Un mes después encontraron su cuerpo en un canal. Sospecharon de un grupo de gitanos, con antecedentes de secuestros a niñas similares en otros lugares, pero no se pudo probar nada. El caso conmocionó a la ciudadanía por mucho tiempo (tres mil personas acudieron al funeral). Una de las personas afectadas por los sucesos era un hombre joven llamado Henry Darger, quien conservó un recorte de periódico con la foto de la niña por largo tiempo. Junto con la foto, llevaba para todas partes un manuscrito que había estado escribiendo intermitentemente. Pero un día alguien robó sus pertenencias del casillero donde las guardaba en el trabajo. Darger era limpiador de baños en Chicago, lo fue toda su vida, desde que a los 17 años huyó del hogar para niños con retardo mental donde lo maltrataron durante siete años, hasta poco antes de morir, octogenario.  La pérdida de ese recorte de periódico lo afectó mucho. Intentó recuperarlo de varias maneras, sin suerte, y tras asumir su pérdida decidió volver a comenzar a escribir el manuscrito desaparecido. Pasaron los años sin mayores acontecimientos que reseñar, aparentemente. Era un tipo solitario, con aspecto de vagabundo, que no hablaba con nadie, pero junto con su único amigo alguna vez pensó en crear una fundación protectora de la niñez. En las últimas décadas de su vida, con su mísero salario, Henry Darger alquilaba un cuarto a una pareja que con los años le tomó mucho afecto al ermitaño. Cuando, ya muy enfermo, Darger estaba internado en un hospital de beneficencia, un día la pareja entró -por primera vez- al cuarto. Les costó mucho creer lo que encontraron.

En las paredes y sobre una larga mesa estaba la que tal vez sea la obra más monumental de la historia de la literatura. Durante más de 50 años, Darger escribió un libro que le dio vida a todo un universo de lugares y personajes de fantasía que rodean las aventuras y batallas de unas pequeñas guerreras que luchan contra seres maléficos, buscando rescatar a unos niños esclavizados y, en general, salvaguardar a los niños de todo sufrimiento. El título de su obra es The Story of the Vivian Girls, in What is known as the Realms of the Unreal, of the Glandeco-Angelinian War Storm, Caused by the Child Slave Rebellion. El manuscrito tiene más de 15,000 páginas a espacio simple, lo que equivale a unas 20,000 páginas impresas, con lo que supera la obra completa de muchos escritores consagrados (es algo así como 10 veces El Señor de los Anillos). A eso hay que sumarle más de 600 pliegos de dibujos enormes que ilustran pasajes de la épica que este hombre creó en su reclusión voluntaria. Darger no sabía dibujar, pero aprendió; primero fotocopiando y calcando recortes de revistas, luego perfeccionando su propio trazo. Su obra es tierna y macabra a la vez. Al valor y candidez de Violet y sus seis hermanas, las Vivian Girls, del pacífico y cristiano reino de Abbiennia, se opone la crueldad sádica de los malvados y ateos habitantes de Glandelinia, que habían esclavizado a cientos de miles de niños, arrancándolos de sus hogares. Los textos y los dibujos, algunos de más de 3 m de longitud, describen explícitamente cada episodio, incluyendo las torturas y mutilaciones que sufren los niños. La novela entrega detalles de cada aspecto de ese mundo de fantasía, incluyendo los nombres y lesiones particulares de cada uno de los muertos y heridos en las innumerables batallas que se narran, y los costos económicos de cada campaña. Llama la atención que en los dibujos las niñas tienen pequeños penes, lo que ha llevado a sugerir que Darger murió virgen, sin haber visto a una mujer desnuda. Junto con ángeles y demonios “tradicionales”, coexiste una serie enorme de seres fantásticos, los blengigomeneans, con distintas características y poderes según su categoría. Es un Tolkien que nunca pisó una universidad ni recibió una sola opinión de su obra.
El paralelo entre episodios de la vida de Henry Darger y su novela es notorio, particularmente en situaciones de castigo a los niños. Esto se sabe porque se encontró un diario de vida junto a sus manuscritos. Perdió a su madre cuando era un niño muy pequeño y a los 8 años fue separado de su padre, que ya no lo podía mantener, e ingresado a un orfanato. A pesar de tener un intelecto brillante,  pues aprendió a leer antes de ir al colegio y su mirada de los demás fue siempre muy aguda, su personalidad excéntrica (se especula que padecía un tipo de autismo) llevó a que pocos años después lo llevaran del orfanato a un asilo para niños con retardo mental, donde éstos sufrían explotación laboral y maltratos diarios. Tras varios intentos fallidos, castigados severamente, de allí huyó en una larga caminata cuando tenía 17 años. No se puede agregar mucho más, salvo que poco después comenzó a escribir y dibujar una obra incomparable por la que no recibió reconocimiento alguno. De hecho, no hay ninguna señal de que pretendiera publicar su novela. No sabemos casi nada de él. Existen apenas tres fotografías suyas y unos pocos testimonios de sus vecinos, todos lejanos, porque no conversaba con ellos. Pero podemos imaginar bien lo que lo mantuvo vivo todos esos años de penurias y soledad. Contra la monotonía de su vida visible, limpiando baños y asistiendo a misa cada día, en la soledad de su cuarto, rodeado de sus libros y recortes de revistas, Henry Darger pudo darle vida al infinito mundo ideal que soñaba, donde los niños finalmente ya no son maltratados, ni mueren a manos de los malvados. Pudo corregir ese defecto imperdonable del universo.





2 comentarios:

  1. Impresionante historia, no tenía idea de la existencia de Henry Darger, que historia tan inspiradora y tan triste al mismo tiempo. He mirado sus dibujos en el internet a partir de tu escrito y son impresionantes!!! También leí que en “The realms of the unreal”, Darger invento unos seres llamados “Blengigomeneans” que eran unos seres gigantes con alas y con cuernos, que podían tomar forma de humanos o de niños, ciencia ficción pura al estilo Tolkien, tal como lo resaltas. Dan ganas de comprar uno después de conocer su historia, pero no sé si sería capaz de leer los fragmentos donde se describen las torturas a los niños, porque son basados en hechos reales, la misma historia de Darger, los maltratos que él vio en el hogar de niños donde estuvo tanto tiempo, y el caso de la niña de 5 años (se llamaba Elsie Paroubek). ¿Has leído alguno de sus libros? Leí que Darger intentó por mucho tiempo adoptar un niño, pero nunca lo consiguió, tal vez una razón más para dedicarse tan fervientemente a sus escritos.

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  2. Hasta donde pude averiguar, no se han editado los libros de Darger. No me ha quedado claro si la monumental obra está además bien escrita (ésa podría ser la razón). Sólo he tenido acceso a pasajes.
    Otra gente piensa lo mismo, que la adopción frustrada fue un detonante.
    Puedes enterarte de más cosas si ves el documental "In the realms of the unreal". Está en youtube en 6 partes. Dura 81 minutos pero se pasa muy rápido, está bien hecho (ganó premios).
    Tal vez debí decir antes que llegué a la historia de Darger gracias a mi amigo (y uno de los pocos seguidores de este blog) Raúl, quien a su vez se motivó a contármela después de leer el post "Objetivos".

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